Su fruto las cerezas, son refrescantes, digestivas, laxantes, estomacales, nutritivas y tónico depurativo de la sangre y de todo el organismo.
Contiene vitaminas A y C y también muy buenas proporciones de sustancias minerales: potasio, sodio, fósforo, hierro, calcio, magnesia, cloro, azufre, manganeso, ácido cítrico y ácido málico. El carozo contiene ácido prúsico.
Las cerezas son de sabor agradable, como todas las frutas dulces, contienen azúcar y son muy sanas; se recomiendan especialmente a las personas enfermas del hígado, de diarreas, disentería, de arterioesclerosis, sangre intoxicada, estreñimiento, debilidad, raquitismo, hidropesía y anemia.
Remineralizan el organismo, alcalinizan la sangre, tonifican el cerebro y el sistema nervioso y son muy útiles a los enfermos de los riñones, de los órganos digestivos y a los que sufren de biliosidad.
El jugo de cerezas constituye una bebida refrescante y depurativa muy útil para los enfermos o convalecientes de tifus, viruelas y fiebres.
Desinfecta y cura las enfermedades del tubo digestivo.
La infusión de pecíolos o rabo de las cerezas, tiene propiedades diuréticas, pectorales y depurativas, se emplea para curar las inflamaciones de los riñones y de la vejiga; aumenta la orina y es muy útil contra los catarros pulmonares. Dosis: 50 grs. de pecíolos para medio litro de agua.
Las hojas del cerezo como también las semillas de su fruto, contienen ácido prúsico, la corteza del árbol tienen tanino, es astringente.
La goma resina que segrega el cerezo y el guindo, se usa para curar la sarna en los niños. La goma se macera en vinagre, cuando se pone blanda se hace una pasta y se aplica a la parte afectada.
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