El pasto miel crece silvestre a orillas de los ríos y terrenos húmedos, desde Talca al sur (Chile). Se cosecha la semilla en verano y se la guarda en lugar seco.
Las semillas de pasto miel constituyen uno de los agentes curativos más importantes en medicina natural, pues su efecto es eminentemente purificador, calmante, resolutivo y derivativo. Tiene la propiedad de atraer al exterior la congestión sanguínea, favoreciendo las eliminaciones morbosas.
La aplicación más común es en forma de cataplasma o compresa, la que se prepara en un saquito de tocuyo u osnaburgo, del tamaño que se desee, rellenándolo con la semilla de manera que extendido resulte de un espesor de tres dedos más o menos.
Una vez cerrada la boca del saquito se hará hervir durante 15 minutos, debiendo estrujarse sobre el junco de un silla, comprimiendo con algún objeto, para no quemarse las manos.
En seguida se aplica sin quemar, sobre la parte enferma, habiendo hecho previamente en esa parte una frotación con agua fría. Cada veinte minutos se cambia, previa frotación con agua fría. Si se trata de calmar dolores, aplíquese hasta su total desaparición.
La cataplasma o compresa descrita produce efectos sumamente benéficos cuando se sienten dolores agudos del vientre, hígado, riñones, vejiga, espalda, etc. por su acción en extremo calmante, fortificante, resolvente y eliminadora.
Para quitar los dolores, esta cataplasma se mantiene puesta durante veinte minutos y previa frotación local fría, se va renovando cada vez por ese mismo tiempo, hasta que desaparezca el dolor. La misma semilla conserva sus propiedades para servir hasta tres cocimientos.
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